Los turistas las confundían con souvenires, pero a la gente joven de la ciudad condal les empezaron a hacer gracia así que las tiendas más vanguardistas las empezaron a comercializar en sus establecimientos. Bordados, estampados de serigrafía, camisetas divertidas para el día así como elegantes para la noche. Tenemos que hablar de las camisetas con grafismos de Custo Barcelona. En 1999 se estrenó Novia a la fuga, en la que Julia Roberts aparece con una camiseta de Custo Barcelona estampada en tonos tierra durante una escena que se desarrolla en un campo de fútbol americano. Hoy la firma reconoce y define a sus camisetas Custo como «un referente de su línea de moda. Gracias a este formato, esta tienda online se ha convertido en visita diaria obligada para todos los amantes de camisetas ingeniosas. El sueño de todo niño es perderse en una tienda de juguetes y la región ofrece una gran oferta.
Cada día hay más sibaritas en la región y por ello proliferan vinotecas y tiendas de delicatessen. La firma francesa lleva más de una década haciendo que su algodón “supima” (es semitransparente pero un 45% más resistente que el resto de los algodones) sea uno de los más alabados por los expertos. Que una sea reina, por haberse casado con un heredero al trono, no significa que todos sus estilismos sean regios y estén a la altura. Y claro, las audiencias bajan, y los patrocinadores pagan porque se ve en otros países y ahí ganan todos (clubs, televisiones y aficionados). En todos estos años, camiseta del barça 2021 ha reflexionado sobre la sociedad de mercado y sus límites. Estos últimos producen metano, gas de efecto invernadero que, por tanto, contribuye al calentamiento global. Ya puedes reza todas las oraciones a Karl Lagerfeld que sepas para que, en primer lugar, la camiseta, salga como entró, entera y, en segundo lugar, no destroce el resto de tu colada.
Una camiseta para la temporada 2018-2019 que, con error incluido, cuesta 124,99 dólares, lo que al cambio suponen 96,22 libras o 107,69 euros. Las firmas que pululan por su e-shop no pertenecen al mundo low cost: unos vaqueros pueden costar 300 euros mientras que un top supera los 100. Las prendas más económicas son las camisetas de algodón que cuestan entre 50 y 70 euros. La venta de vaqueros y camisetas baratas es un negocio sucio. A los españoles, que somos gilipollas, nos cobran minimo 100 euros por entrada (ver un Dortmund-Real Madrid), eran más baratas en Alemanía que aqui. Unas mallas de 6 euros utilizan poliéster, una tela que es en parte responsable de los 98 millones de toneladas de recursos no renovables como petróleo que utiliza el sector cada año. La producción de ropa, incluyendo los tintes y el cultivo de algodón, utiliza 93.000 millones de metros cúbicos de agua anuales, según la Circular Fibres Initiative. La llamada industria de la moda rápida arroja 1.200 millones de toneladas de carbono a la atmósfera de la Tierra cada año, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados, según la Agencia Internacional de la Energía.
La Circular Fibres Initiative considera que si la economía circular de la industria del textil no se pone en marcha lo suficientemente pronto, la producción de ropa requerirá 300 millones de toneladas de petróleo para 2050. Eso es más del triple de las necesidades actuales. Como en el caso del petróleo, eso interfiere con el nada extraordinario objetivo de aumentar sus beneficios y dividendos, como ha hecho la compañía en los últimos cinco años. Meninas, tazas con grabados de Goya o delantales que recrean las andanzas del Quijote son algunas de las originales y exclusivas piezas que encierran en su decoración toda la esencia de Madrid. Las camisetas cuestan 14,90 euros y a mí me parecen chulísimas y muy originales. Estas soluciones parecen ambiciosas, pero en realidad podrían exacerbar otros tipos de contaminación. El culmen de estas ideas, está en los piercings capilares, o como los llamo yo, los “Eh, vamos a dejarnos una pasta en algo que en un tercio de giro de cuello de Raffaela Carrá cantando En el amor todo es empezar van a terminar desperdigados por todo el suelo de la discoteca”. Sus bodies con cuello alto tienen pinta de triunfar este invierno. Los jerséis de cuello alto, una de las prendas fetiche de Khaite.
Precio medio: Khaite no es barata: sus jerséis cuestan unos 500 euros pero la calidad de sus tejidos los hará (casi) eternos. Khaite es una recién llegada. Línea plagada de agujeros de Life in perfect disorder. Los minoristas calculan que toda esta contaminación desaparecerá una vez que la llamada “economía circular” se ponga en marcha. La salida más fácil sería que los inversores, cada vez más obsesionados con la sostenibilidad, exigieran un cambio. Diseños atemporales que mejoran con el tiempo, ya que sus tejidos se hacen más suaves con cada uso. Sus diseños corren a cargo de la diseñadora Cate Holstein, de 32 años, experta en reinventar los clásicos con pequeños detalles que los vuelven modernos. No vaya a ser que en el primero se nos olvide que salimos con ello a la calle y no hayamos tenido tiempo de subir la foto de turno a Instagram. De ahí que las hagan tan bien. Se trata de una compañía de moda unisex que solo opera en internet y que basa su estrategia en las redes sociales.