Se produjo, entonces, un providencial acontecimiento que permitió a los gijoneses mantenerse en la categoría de plata: el C. D. Condal de Barcelona renunciaó a jugar en Segunda y el Real Gijón reclamó su puesto. La temporada liguera fue mala: se finalizó la Liga en 13.º puesto y el equipo se vio abocado a tratar de eludir el descenso en una promoción ante el Burgos C. F. en la que los castellanos resultaron vencedores: por primera vez, el Real Gijón descendía a Tercera División.